Albariño Carballal_Rías Baixas_Brotación

En Carballal hay brotes verdes, y son de verdad

Fecha de publicación: 22-03-2016

Hace un buen puñado de meses os narrábamos en este mismo blog en qué consiste eso del “envero”, un proceso que los que no trabajamos a pie de finca preferimos entender como período de coloración de la uva. Hoy, sin embargo, las tempraneras brisas primaverales de este 2016 nos transportan justo al cabo contrario de este proceso de crecimiento y maduración de nuestros queridos racimos de albariño. Vayamos, pues, al principio de todo. ¡Que empiece la “brotación”!.

 

Desde luego que 2016 se está ganando a pulso la fama de inestable. Después de un comienzo de invierno inusualmente caluroso (al menos para los baremos norteños) y después de que sus últimos coletazos nos estén cosiendo a raudales de agua, nuestras cepas han decidido interpretar que la primavera ya está teniendo lugar. Y es que ellas son así, libre pensadoras. E inteligentes: tienen el mejor termómetro que jamás se haya inventado.

Así fue que, con quince días de adelanto con respecto a la media habitual, nuestro enólogo se encontró la pasada semana con los primeros brotes verdes en la finca Carballal. “De momento, la brotación es buena y la cosecha 2016 se presenta con buenas perspectivas. De todos modos, aún quedan muchos obstáculos que superar, como la ausencia de heladas en primavera y que la floración tenga una buena climatología”, afirma Juan Carlos Vázquez.

175 días entre viñedos

El cuidado de los viñedos comenzó ya en invierno con la poda, pero la aparición de los primeros brotes trae consigo que las labores del enólogo a pie de finca se multipliquen. “Ahora comienza un período muy delicado. Tenemos que abonar la finca, llevar a cabo tareas de mantenimiento de la cubierta vegetal y, sobre todo, poner mucho mimo en el cuidado de las cepas”.

En Bodegas Carballal, se trabaja siempre para cumplir con las exigencias de la viticultura sostenible. Es por ello que Juan Carlos y su equipo utilizan la menor cantidad de fitosanitarios posible, lo que en último término les supone llevar a cabo un mayor control sobre el buen crecimiento de los racimos. “Desde ahora y hasta la vendimia, nos quedan 175 días de trabajo duro entre viñedos. Si queremos minimizar los riesgos, debemos estar muy pendientes de su evolución”.

La primavera acecha con su olor a flores y a luz, y mientras tanto los primeros brotes del año asoman la cabecita para conocer el mundo. Así transcurren estos días en Carballal. Aún el enólogo está terminando de perfilar la cosecha 2015 en bodega, y ya los viñedos le llaman a gritos para que esté pendiente de la que será la de 2016. Y qué ganas de probarla, oigan.